Apicultura es mucho más que crianza de abejas con fines de consumo de su miel, es una práctica muy completa y que ofrece un abanico de oportunidades didácticas para generar conocimientos y bienestar relacional en la escuela.
Las abejas llegan al aula
La mayoría de las veces en que se aborda el mundo de las abejas y de la apicultura en actividades curriculares escolares, ocurre en forma teórica. Otras veces, suele ser parte de actividades de extensión, en las que estudiantes visitan granjas cercanas o apiarios como parte de salidas pedagógicas. Sólo pocas veces - o al menos con pocos registros - la apicultura se ha hecho parte de un proyecto de apropiación escolar, generado en el aula y gestado de manera integral para desarrollar contenidos y ejecutar labores prácticas. Aquí les comento una experiencia, pero antes revisemos qué podemos aprender a través de las abejas.
- Actividades interactivas: conocer una colmena implica observación y manipulación, dos acciones que son parte del desarrollo de competencias básicas durante la educación inicial y la educación primaria; y que además son precursoras en el ejercicio de la ciencia.
- Formas de vida y organización: el mundo de las abejas abre una ventana a la comprensión de organizaciones complejas en la naturaleza, así como la introducción de conceptos de ecología de poblaciones, ecología de comunidades y biodiversidad. Lo interesante de esto no es sólo su contribución como contenido curricular en ciencias de la naturaleza, sino la oportunidad de contrastar, reflexionar, explorar y extrapolar el funcionamiento de una colmena con el funcionamiento de las relaciones humanas, acercando lineamientos biológicos con lineamientos sociológicos y de psicología social.
- Carisma y sensibilidad ambiental: indudablemente las abejas son carismáticas por estar asociadas al dulzor de la miel y a la belleza de las flores que polinizan, pero su popularidad ha crecido aún más y de manera progresiva conforme se ha agudizado la crisis ambiental global. Si bien son reconocidos polinizadores, no son los únicos, aunque sí importantes, y así lo vaticinaba Einstein: “sin ellas no hay polinización, ni hierba, ni animales... y al hombre le quedarían cuatro años de vida.”
- Funciones ecosistémicas: con Apis mellifera es posible introducirnos al mundo de los insectos y al rol de muchos de ellos como polinizadores. Las abejas pueden además ser un trampolín para conocer y proteger a otras especies con mayor vulnerabilidad, que están relacionadas en su red trófica y cuyas funciones ecosistémicas son también fundamentales.
- Comunicación, arte, física y geometría: en la danza de las abejas es posible integrar al menos estas cuatro disciplinas para la comprensión de este curioso fenómeno en que las abejas obreras transmiten a sus compañeras de colmena información sobre las fuentes de polen.
- Aprendizaje Basado en Proyectos: la multiplicidad de áreas del conocimiento que se despliegan del mundo de las abejas y de la apicultura, puede ser integrada a través de métodos de aprendizaje activo como el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos) u otros enfoques innovadores. Las prácticas apícolas son de carácter estructurado, por lo que permiten introducir el aprendizaje de la planificación, la ejecución y la evaluación, como etapas básicas del ciclo de todo proyecto, algo que además tiene mucha cercanía con el método científico.
Relatos experienciales
En el año 2011, en el sur de Chile, participé en un proyecto de aprendizaje de las abejas y de la apicultura, surgido en una escuela rural. (Proyecto “Pequeños Permacultores de la Patagonia”). Como en todo proyecto, el entusiasmo inicial suele ser superior al que acompaña después, durante la ejecución y sus desafíos.
La escuela era de tipo multigrado, es decir, varios cursos en una misma aula, con un profesor y un asistente. Niños y niñas de primero a sexto básico conocieron, de primera mano, la anatomía de la abeja, la indumentaria apícola y sus productos. Lo primero que quedó en evidencia en las experiencias iniciales, eran los mitos y las aprensiones asociados a este pequeño insecto. Afortunadamente de inmediato llegaron el asombro y la curiosidad. Algo también llamativo fue el arraigo familiar y cultural que la apicultura tenía para algunos estudiantes, cuyos abuelos o en algunos casos padres, habían desarrollado la actividad en el pasado. El proyecto logró no solo acercar el mundo de las abejas a un grupo de escolares, sino hacer una transformación en la dinámica de aula, desde la pedagogía tradicional hacia una pedagogía con enfoque en la enseñanza de la ecología en el patio de la escuela.
